Granada y El Quijote

Las referencias a Granada a lo largo de la historia, en lo visual y en la literatura, son inmensas. Quizá, una de las que más nos sorprendió y de la que queremos hablaros en esta entrada del blog, es que la ciudad aparece en el famoso Don Quijote de la Mancha.

Pero antes de nada, vamos a contextualizar un poco. Don Quijote de la Mancha es una novela cumbre de la literatura española, escrita por Miguel de Cervantes en el siglo XVII. En un momento en el que las novelas de caballería estaban de moda, el escritor decide dar una vuelta de tuerca a toda la fantasía cortés y noble que caracterizaban ese tipo de literatura. Se desmarcó de todo esto haciendo, podríamos decir, una parodia. El protagonista de la historia es Alonso Hidalgo, un noble de clase social baja, cuya afición es leer novelas de caballería; se mete tanto en estas historias, que acaba confundiendo realidad con ficción y cree que debe hacerse caballero. Lo acompañan personajes tan dispares como su caballo, Rocinante, su escudero Sancho Panza, o su amor, Dulcinea.

Pues bien, resulta que Miguel de Cervantes, el autor de la obra, trabajó como recaudador de impuestos en Granada durante el 1594, y en más de una ocasión habría pasado por una plaza que hay justo en frente del Palacio de Bibataubín, que en aquella época se conocía como Rondilla de Granada. Al parecer, en aquel momento la plaza servía como lugar de reunión para mal hechores y gente de mal vivir, y así quedó reflejado en la obra. Don Quijote conoce a un ventero (un tabernero) que había hecho sus peritos como caballero batallando contra toda estos desalmados:

El ventero, que (…) buscando sus aventuras, sin que hubiese dejado los Percheles de Málaga, Islas de Riarán, Compás de Sevilla, Azoguejo de Segovia, la Olivera de Valencia, Rondilla de Granada, Playa de Sanlúcar, Potro de Córdoba y las Ventillas de Toledo y otras diversas partes, donde había ejercitado la ligereza de sus pies, sutileza de sus manos, haciendo muchos tuertos, recuestando muchas viudas11, deshaciendo algunas doncellas y engañando a algunos pupilos.

Además de este fragmento, os animamos, si no lo conocéis, a que leáis esta obra tan curiosa, a su vez cumbre de la literatura española.