Expresiones granaínas: ser más feo que Picio

Una parte fundamental para poder entender la cultura local es conocer y profundizar en sus expresiones: son de lo más variopintas, curiosas y arraigadas; tanto que, si nos movemos por el resto de España, es raro que alguien las conozca o sepa su origen. En el artículo de hoy, queremos hablaros de una de las expresiones granaínas por excelencia: «más feo que Picio».

La verdad es que esta expresión un piropo, precisamente, no es; la utilizamos para referirnos a alguien o algo que consideramos poco agraciado o bonito. Picio no es una palabra elegida al azar, sino que es un apellido. Es difícil rastrear la verdadera historia de un suceso tan antiguo y popular, así que vamos a contaros dos versiones distintas que hay al respecto.

Resulta que había un zapatero en Granada, más concretamente en Alhendín (un pueblo de la localidad), que, se piensa, mató a su mujer en un ataque de celos, por lo que fue condenado a muerte; otros, sin embargo, afirman que la causa de su condena es desconocida. En cualquier caso, esa noticia le causó tantísimo impacto que perdió el pelo de la cabeza, las cejas y las pestañas; no sólo eso, por lo visto también le apareció un tumor en la calva, deformando la forma de su cara. En otra versión, dicen que fue a una capilla a rezar para pedir por su salvación, cuando recibió la noticia de que le habían indultado, produciéndole esto tal sorpresa y alegría que se quedó calvo de cabeza, cejas y pestañas, además de salirle los tumores antes mencionados.

Se trasladó entonces a Lanjarón, un pueblo de la Alpujarra granadina, donde vivió hasta el momento de su muerte.

Ya veis que, en cualquiera de los casos, Franciso Picio tuvo una vida bastante complicada, ya que no sólo tuvo la desgracia de ser menospreciado por su aspecto en aquella época, sino que dio lugar a una de las expresiones más famosas de la ciudad.