El Gran Café Suizo

Con esta nueva sección queremos proyectar una mirada hacia la Granada que fue, lugares emblemáticos que han sido endémicos de nuestra ciudad y que, de una manera u otra, quedan en el recuerdo de muchos granaínos.

Para que las tertulias se concibiesen como las conocemos hoy día, se necesitaban cuatro elementos: café, azúcar, tabaco y ron, todo importado desde Cuba. En Granada el rincón para la tertulia por excelencia se situaba en pleno corazón del centro, al lado de Puerta Real. Fue el Café Suizo o Gran Café Granada, su nombre oficial; sus especialidades eran la ensaladilla y la leche rizada.

Sus salones servían para cerrar un trato, acordar un negocio, para la cita de unos enamorados, para discutir la actualidad política… e incluso algún autor teatral, hoy famoso, hizo alguna que otra lectura de sus obras.

Como curiosidad añadida, el Suizo tenía una particularidad: dedicaba una parte de su barra para uso exclusivo de chicas que iban sin compañía masculina. Esto nos puede parecer hoy una tontería porque estamos más que acostumbrados a que las mujeres salgan a bares, pero desde 1536 había una ordenanza que prohibía su entrada a las tabernas. Así que, en los años cuarenta, las granaínas comenzaron a liberarse y a entrar en los cafés sin ir acompañadas por un hombre.

Abrió en la segunda mitad del siglo XIX y cerró sus puertas en 1987; en 1992 se iniciaron obras de remodelación en el local pero para instalar una cadena de comida rápida, el Burguer King. Desde mi punto de vista, esto fue todo un desacierto ya que perdimos parte de nuestra identidad granaína cuando el Suizo desapareció. Con este artículo nos gustaría hacer una reflexión sobre la pérdida de identidad de la ciudad, ya que cada vez (y sobre todo en este último año) se han inaugurado restaurantes de comida rápida en la Gran Vía. ¿Merece la pena perder nuestros cafés, bares, e identidad en pos de la artificialidad?

(Fotografía propiedad de González Molero).