«Apaga y vámonos»

Sin duda, las publicaciones de las expresiones locales son de nuestras favoritas. Así que hoy repetimos para pegaros los dichos granaínos más curiosos y que podéis aplicar en vuestra vida diaria. Igual que en la publicación anterior, nos trasladaremos a la Alpujarra para encontrar el origen de la expresión «apaga y vámonos». Pero en esta ocasión no os llevaremos a Lanjarón, sino a Pitres. Según el censo oficial del INE, el número de habitantes es de 437, y siempre ronda más o menos esa cifra. Quedaos con este dato porque es importante para entender lo que vamos a contaros a continuación.

Se cuenta que hace mucho tiempo, había dos curas en el pueblo que aspiraban a ser el capellán de la iglesia; debido a que es una localidad más bien pequeña, sólo está la Parroquia de San Roque, así que era una oportunidad única. Para competir de forma justa y apropiada, uno de los clérigos sugirió al otro que el puesto se lo quedaría quien oficiase la misa en el menor tiempo posible.

Parece ser que fue el clérigo mayor quien propuso la idea y quien dio comienzo la misa. Pues bien, en lugar de usar la fórmula inaugural de la liturgia (que era Introibo ad altare Dei, “voy a ir hasta el altar de Dios”), decidió recitar la fórmula final para las misas, Itte misa est (“idos, la misa ha terminado”). El clérigo joven, al ver la jugada de su competidor, se volvió al monaguillo para decirle «apaga y vámonos». La frase era muy literal, ya que al acabar la misa se apagaban los cirios encendidos durante la misma, dando lugar a su fin. Por tanto, él ya no podía optar al puesto de capellán, y fue su compañero a quien nombraron tal.

Cuando utilizamos esta expresión solemos referirnos a que algo no tiene remedio, para dar algo por terminado y también como exclamación de sorpresa cuando oímos o vemos algo absurdo o escandaloso.